domingo, 6 de noviembre de 2011

Para leer y tener en cuenta

ANIMACIÓN A LA LECTURA Y TIC:CREANDO SITUACIONES Y ESPACIOS
Autor JOAQUÍN PAREDES LABRA*

http://www.oei.es/fomentolectura/animacion_lectoescritura_tics_paredes.pdf

El latín y las tecnologías de la información y la comunicación

Encuentro entre lo pasado y lo actual, miren este sistema para trabajar clases de Latín... Todo es posible

http://www.educar.org/articulos/LatinyTIC.asp

Propuesta para integrar las Tics al aula de Lengua

http://www.materialesdelengua.org/aula_virtual/espiral.pdf

Organizadores gráficos. Ideas y recursos

Este página ofrece interesantes enlaces para crear gráficos de todo tipo, accesá y sorprendete con todo lo que podés hacer:
http://www.cuadernointercultural.com/organizadores-graficos-ideas-y-recursos/

Las TICs

Tecnologías de la información y de la comunicación (TICs) se entiende un concepto difuso empleado para designar lo relativo a la informática conectada a Internet y, especialmente, el aspecto social de éstos. TIC’S: Se denomina así (en forma simplificada) a las Tecnologías de la Información y de la Comunicación.

También se las suele denominar Ntic’s (por Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación)
Parece pues necesario conectar el concepto a un conjunto de estructuras materiales, localizar el origen de la difusión de estas estructuras en el tiempo y en el espacio geográfico y delimitar el fenómeno del espacio virtual que estas estructuras hacen posible. Dentro de ésta definición general encontramos los siguientes temas principales:
  • Sistemas de comunicación
  • Informática
  • Herramientas ofimáticas que constribuyen a la comunicación
Las TIC agrupan un conjunto de sistemas necesarios para administrar la información, y especialmente los ordenadores y programas necesarios para convertirla, almacenarla, administrarla, transmitirla y encontrarla. Los primeros pasos hacia una sociedad de la información se remontan a la invención del telégrafo eléctrico, pasando posteriormente por el teléfono fijo, la radiotelefonía y, por último, la televisión. Internet, la telecomunicación móvil y el GPS pueden considerarse como nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
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La revolución tecnológica que vive en la humanidad actualmente es debida en buena parte a los avances significativos en las tecnologías de la información y la comunicación. Los grandes cambios que caracterizan esencialmente esta nueva sociedad son: la generalización del uso de las tecnologías, las redes de comunicación, el rápido desenvolvimiento tecnológico y científico y la globalización de la información.
Tic’s en la sociedad
La introducción de estas tecnologías consigue un cambio de nuestra sociedad. Se habla de sociedad de la información o sociedad del conocimiento. se trata de un cambio en profundidad de la propia sociedad. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación designan a la vez un conjunto de innovaciones tecnológicas pero también las herramientas que permiten una redefinición radical del funcionamiento de la sociedad. La puesta en práctica de las TIC afecta a numerosos ámbitos de las ciencias humanas la teoría de las organizaciones o la gestión… Un buen ejemplo de la influencia de los TIC sobre la sociedad es el gobierno electrónico.
Tic’s en la educación
Las nuevas tecnologías de la Información y Comunicación son aquellas herramientas computacionales e informáticas que procesan, almacenan, sintetizan, recuperan y presentan información representada de la más variada forma. Es un conjunto de herramientas, soportes y canales para el tratamiento y acceso a la información. Constituyen nuevos soportes y canales para dar forma, registrar, almacenar y difundir contenidos informacionales. Algunos ejemplos de estas tecnologías son la pizarra digital (ordenador personal + proyector multimedia), los blogs (como por ejemplo este), el podcast y, por supuesto, la web y los wikis.

sábado, 29 de octubre de 2011

El diccionario impertinente. Judíos, gitanos y asociaciones de mujeres critican algunas definiciones que de ellos da la RAE

El diccionario impertinente. Judíos, gitanos y asociaciones de mujeres critican algunas definiciones que de ellos da la RAE

Por Álvaro de Cózar

Las asociaciones de gitanos, judíos y feministas han puesto en su punto de mira al Diccionario de la Real Academia Española. Algunas de sus definiciones (por ejemplo, gitano como persona que estafa u obra con engaño, o jueza como mujer del juez) irritan a estos colectivos y les llevan a pedir su retirada. Otro tanto sucede con los nacionalistas del BNG, que han presentado una iniciativa en el Congreso para eliminar dos definiciones de la palabra gallego (el diccionario explica que en Costa Rica y El Salvador se utiliza como sinónimo de tonto y tartamudo, respectivamente). El académico y lexicógrafo José Antonio Pascual replica que el diccionario sólo fotografía la realidad social, pero que no puede cambiarla.

Impertinente: 1. adj. Que no viene al caso, o que molesta de palabra o de obra. 2. Excesivamente susceptible, que muestra desagrado por todo y pide o hace cosas que están fuera de propósito (Diccionario de la Real Academia Española).

Estas dos acepciones de la palabra impertinente podrían servir a los protagonistas de este reportaje para describirse mutuamente. El primero de ellos es precisamente el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), un libro que a veces molesta con sus definiciones. El otro es un amplio grupo de colectivos (feministas, gitanos, judíos y hasta un partido, el BNG) que se sienten ofendidos con algunas acepciones del diccionario.

Así pues, considérese iniciado este combate. A un lado, aquellos que consideran un oprobio lo que el libro dice de ellos. Expondrán argumentos contra sus definiciones con explicaciones y, a veces, con alguna estocada que otra. En el rincón opuesto, el diccionario en cuestión en su vigésima segunda edición, de 2001, representado por el académico y lexicógrafo José Antonio Pascual, que tampoco evitará soltar algún mandoble cargado de ironía.

SOBRE LOS GALLEGOS. "Tonto y tartamudo"

Como la palabra nación, el término gallego también ha llegado al Congreso de los Diputados. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) presentó en abril pasado una proposición no de ley para que se eliminen del diccionario las dos acepciones en las que el gentilicio aparece como sinónimo de tonto, usada en Costa Rica, y tartamudo, que se emplea en El Salvador.

Según la formación política, esos usos son "estereotipos prejuiciosos y vejatorios" y proceden de "dos países pequeños y de poca trascendencia que no son representativos". "Habría que quitarlas", asegura Francisco Rodríguez, portavoz del partido en el Congreso; "o por lo menos contextualizarlas. Y no tiene sentido que estén en quinto y sexto lugar, ya que la palabra gallego, cuando se refiere a la lengua, ocupa el séptimo", argumenta Rodríguez.

Los del Bloque tampoco están contentos con esa séptima acepción: "Lengua de los gallegos". Comparada con la del catalán, la consideran una definición pobre: "Lengua romance vernácula que se habla en Cataluña y en otros dominios de la antigua Corona de Aragón". "¿Es eso ser neutrales?", se pregunta Rodríguez.

"Vamos a ver", contesta con cierta perplejidad José Antonio Pascual. "Lo primero que hay que saber es que el diccionario se ha ido modificando en varias etapas desde su creación. Claro que tiene incoherencias. Nosotros las estudiamos y procuramos corregirlas. Pero somos como fotógrafos de un paisaje y no los creadores de éste. Y la realidad a veces es fea. Esos términos se usan así en Costa Rica y El Salvador, que, como otros países, hacen sus aportaciones al diccionario. ¿Se puede cambiar? Sí, pero en el caso del lenguaje eso no se puede hacer por decreto como quiere el BNG", concluye.

SOBRE LOS JUDÍOS. "Acabar con las judiadas"

Varias palabras relacionadas con este pueblo han tenido tradicionalmente un uso despectivo en la lengua española y así lo recoge el DRAE. El más conocido es "judiada", que aparece definido como "acción mala, que tendenciosamente se consideraba propia de judíos". Y luego el diccionario recoge un tercer uso de la palabra "sinagoga": "Reunión para fines que se consideran ilícitos".

Un portavoz de la Federación de Comunidades Judías de España asegura que han pedido a la RAE que se modifiquen esas acepciones sin que nada haya ocurrido. "Nos hicieron caso con la definición de judío, que se cambió hace unos años. Entonces se decía que un judío era el que aún profesaba la religión judía", recuerda.

Aun así, el mismo portavoz le echa un poco de guasa al asunto y reconoce cierta susceptibilidad por su parte en ocasiones: "El otro día leí un titular en un periódico que decía ’Las judiadas se van a acabar". El titular, según cuenta, no se refería al pueblo judío, sino al sobrepeso de Ronaldo y a su nueva dieta, consistente en dejar de comer habichuelas.

"Son términos que están ahí y que se siguen usando", señala Pascual. "El diccionario está para todos. No puede ser que alguien acuda al libro y no sepa lo que es una judiada".

SOBRE LOS GITANOS. "Que estafa con engaño"

A Pilar Heredia, presidenta de la Asociación de Mujeres Gitanas Yerbabuena, le exaspera esta acepción de la palabra gitano: "Que estafa u obra con engaño". "Es vergonzoso que eso figure en el Diccionario de la RAE", dice Heredia. "Es una prueba de que el término gitano se ve con desprecio y vamos a pedir que se retire porque alimenta actitudes xenófobas".

"Digo lo mismo de antes", insiste Pascual. "El término gitano se usa todavía con esa acepción en la calle. Y porque nosotros lo cambiemos en el diccionario no va a cambiar la realidad social". El académico muestra su preocupación por el exceso de corrección política al que se ha llegado: "Parece que hemos perdido el sentido del humor, la capacidad de reírnos de nosotros mismos. Me da miedo la uniformidad del lenguaje y que perdamos la ironía", asegura.

SOBRE LOS VIZCAÍNOS. "Faltan a las reglas"

El uso despectivo de esta palabra está en la expresión a la vizcaína, que define así la Academia: "Al modo que hablan o escriben los vizcaínos, cuando faltan a las reglas gramaticales". Pero no siempre se ve así. Al menos, no el director de comunicación del Partido Nacionalista Vasco, Luis Aramberre. "No vamos a hacer nada al respecto. Se entiende que es una expresión cervantina que se refiere a todos los vascos. No creemos que nadie se sienta ofendido. En mi caso concreto, el castellano es mi segunda lengua, así que es lógico que me trabuque de vez en cuando". O sea, que nada que objetar. A la vizcaína y a mucha honra.

SOBRE LOS HOMOSEXUALES. "De poco ánimo y esfuerzo"

Ningún problema con el término, pero sí con alguna de sus acepciones. Myriam Navas, del Colectivo de Lesbianas Gays y Transexuales de Madrid (COGAM), señala que marica es "un vocablo usado entre los gays y que muchos reivindican". "Lo que no me gusta son algunos usos machistas que identifican homosexual con afeminado, cuando todo el mundo conoce la diversidad que existe en el mundo gay".

La tercera acepción de marica es: "Hombre afeminado y de poco ánimo y esfuerzo". Navas reconoce que el uso está muy extendido en la calle y entiende que la Academia no lo retire. "Aunque, ¿el lema de la Academia es Limpia, fija y da esplendor, no?", se pregunta.

"Pues sí, ése es su cometido desde 1713", contesta el académico, "y también recoger lo que se dice, aunque sea sucio y aparentemente no dé esplendor. De todas formas, nadie duda de que mucho del esplendor de nuestra lengua está en la riqueza del idioma".

SOBRE LAS MUJERES. "Definiciones sexistas"

Huérfano: "A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre". Éste es uno de los ejemplos que dan algunas asociaciones de mujeres para demostrar que el diccionario es sexista. Pero hay muchos más. "Jueza: mujer del juez". Ajamonarse: "Dicho de una persona, especialmente de una mujer, engordar cuando ha pasado de la juventud".

Y así muchos más. Tantos como para llenar las 464 páginas del libro De mujeres y diccionarios. Evolución de lo femenino en la 22ª edición del DRAE (2004). Una de las autoras, la filóloga Eulalia Lledó, cuenta que la RAE les ha pedido informes sobre el sexismo de algunas palabras pero que no suelen hacerles demasiado caso. "Lo que debería hacer la Academia es poner una nota pragmática para explicar que un término tiene un determinado uso sexista".

"Y se hace", asegura Pascual, "aunque lentamente". Muchas reivindicaciones son lógicas, según explica el lexicógrafo y académico, pero "hay que hacérselas a la sociedad y no al diccionario". Otras son disparates, como la de aquella asociación para la defensa del burro que pedía que se quitase la acepción del animal como sinónimo de ignorante o aquel otro que pedía que se cambiase la palabra basura por material reciclable.

"En el DRAE hay que cambiar cosas, pero se hará cuando haya cambiado la sociedad, cuando la gente deje de pensar que los gitanos son estafadores o que sólo se ajamonan las mujeres", concluye el académico. En ese caso, puede que esas acepciones sigan apareciendo en el diccionario, con una nota que indique simplemente que la palabra ya ha dejado de usarse.) irritan a estos colectivos y les llevan a pedir su retirada. Otro tanto sucede con los nacionalistas del BNG, que han presentado una iniciativa en el Congreso para eliminar dos definiciones de la palabra gallego (el diccionario explica que en Costa Rica y El Salvador se utiliza como sinónimo de tonto y tartamudo, respectivamente). El académico y lexicógrafo José Antonio Pascual replica que el diccionario sólo fotografía la realidad social, pero que no puede cambiarla.

Fuente: El País

Apadrinar Términos

La buena acogida que está teniendo la iniciativa de la Escuela de Escritores de Madrid de proponer a los hispanohablantes que apadrinen palabras en vías de extinción, con motivo de la celebración del Día del Libro, trae de nuevo a la actualidad la suerte que corren en el Diccionario las voces que caen en desuso.

Miles de internautas están participando en este concurso, cuyo resultado se sabrá el próximo 23 de abril y en el que también hay 'padrinos de honor': el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no quiere que se pierda la palabra "andancio"; el líder de la oposición, Mariano Rajoy, "avatares"; la ministra de Cultura, Carmen Calvo, "pundonor", y el presidente del Congreso, Manuel Marín, "urdimbre".

"Es triste tener que suprimir palabras del Diccionario, pero la lengua es dinámica, nunca está quieta", asegura José Manuel Blecua, secretario de la RAE.

Según Blecua, hay términos que desaparecen porque son puros arcaísmos, como "cader", que con el paso de los siglos fue perdiendo la "d" y se quedó en "caer"; con "recabdación", que pasó a ser "recaudación", o con "fallazgo", cuya letra inicial se convirtió en la muda hache de "hallazgo".

Otras, como "orgulleza", salen porque "han perdido la vitalidad que tuvieron en su momento", o porque son simples derivados y "no pueden estar todos". Por esta última razón no figuran los adverbios terminados "mente" y hubo que suprimir el diminutivo "hierbezuela" o el aumentativo "manaza".

En la edición de 2001 del Diccionario se anularon 6.008 artículos que sí figuraban en la de 1992. Aún es pronto para saber cuántas voces se suprimirán de la próxima edición del DRAE, prevista para 2010, pero con ese cartel de "artículo propuesto para ser suprimido" figuran también "abinar", "acabijo", "batiborrillo", "hogueril", "piujar" o "retrónica".
Las supresiones tienen que contar con la aprobación de las 22 Academias de la Lengua Española, igual que sucede con las incorporaciones. En cualquier caso, el Diccionario Histórico que preparan se encargará de acogerlas y contará su evolución a lo largo de los siglos

Incorporan nuevos términos al diccionario de la Real Academia Española


Palabras como "aeromoza" y "nocaut" ya figuran en el sitio web, que recibe 750 mil visitas diarias en promedio. Hoy, además, se presentó una selección de novedades, entre las que se cuentan términos informáticos como "colgar", "descargar", "maximizar" y "minimizar", entre otros.

La Real Academia Española anunció la incorporación de nuevos términos y voces coloquiales al diccionario académico. "Aeromoza" y "nocaut" son sólo algunas de ellas.

Entre junio de 2004 y diciembre de 2006, las 22 Academias de la Lengua aprobaron 4.618 modificaciones que, según informa el diario La Vanguardia, a partir de ahora podrán consultarse en la página web del diccionario, que recibe aproximadamente 750.000 vistas por día.


Bajo el rótulo de "Artículo nuevo. Avance de la vigésima tercera edición", aparecen términos como "nocaut" –fuera de combate- o "subidón" - elevación rápida y fuerte que experimenta algo-. También se cargaron en el diccionario online "aeromoza" y "aermozo", "bluyín" (pantalón vaquero) y voces coloquiales como "modernez" o "neura", que significa persona muy nerviosa, obsesiva y maniática.


Además, durante la inauguración de un centro de estudios de la Real Academia se presentó una selección de novedades, entre las que se cuentan términos informáticos como "colgar", "descargar", "maximizar" o "minimizar".

Nuestra Lengua

Nuestra lengua

Octavio Paz

Premio Nobel de Literatura 1990

Las vocaciones son misteriosas: ¿por qué aquel dibuja incansablemente en su cuaderno escolar, el otro hace barquitos o aviones de papel, el de más allá construye canales y túneles en el jardín o ciudades de arena en la playa, el otro forma equipos de futbolistas y capitanea bandas de exploradores, o se encierra solo a resolver interminables rompecabezas? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Lo que sabemos es que esas inclinaciones y aficiones se convierten, con los, años, en oficios, profesiones y destinos. El misterio de la vocación poética no es menos sino más enigmático. Comienza con un amor inusitado por las palabras, por su color, su sonido, su brillo y el abanico de significaciones que muestran cuando, al decirlas, pensamos en ellas y en lo que decimos. Este amor no tarda en convertirse en fascinación por el reverso del lenguaje, el silencio. Cada palabra, al mismo tiempo, dice y calla algo. Saberlo es lo que distingue al poeta de los filólogos y los gramáticos, de los oradores y los que practican las artes sutiles de la conversación. A diferencia de esos maestros del lenguaje, al poeta lo conocemos tanto por sus palabras como por sus silencios. Desde el principio el poeta sabe, obscuramente, que el silencio es inseparable de la palabra, es su tumba y su matriz, la letra que lo entierra y la tierra donde germina. Los hombres somos hijos de la palabra, ella es nuestra creación; también es nuestra creadora, sin ella no seríamos hombres. A su vez la palabra es hija del silencio: nace de sus profundidades, aparece por un instante y regresa a sus abismos.

Mi experiencia personal y, me atrevo a pensarlo, la de todos los poetas, confirma el doble sentimiento que me ata, desde mi adolescencia, al idioma que hablo. Mis años de peregrinación y vagabundeo por las selvas de la palabra son inseparables de mis travesías por los arenales del silencio. Las semillas de las palabras caen en la tierra del silencio y la cubren con una vegetación a veces delirante y otras geométrica. Mi amor por la palabra comenzó cuando oí hablar a mi abuelo y cantar a mi madre, pero también cuando los oí callar y quise descifrar o, más exactamente, deletrear su silencio. Las dos experiencias forman el nudo de que está hecha la convivencia humana: el decir y el escuchar. Por esto, el amor a nuestra lengua, que es palabra y es silencio, se confunde con el amor a nuestra gente, a nuestros muertos, los silenciosos y a nuestros hijos que aprenden a hablar. Todas las sociedades humanas comienzan y terminan con el intercambio verbal, con el decir y el escuchar. La vida de cada hombre es un largo y doble aprendizaje: saber decir y saber oír. El uno implica al otro: para saber decir hay que aprender a escuchar. Empezamos escuchando a la gente que nos rodea y así comenzamos a hablar con ellos y con nosotros mismos. Pronto, el círculo se ensancha y abarca no sólo a los vivos, sino a los muertos. Este aprendizaje insensiblemente nos inserta en una historia: somos los descendientes no sólo de una familia sino de un grupo, una tribu y una nación. A su vez, el pasado nos proyecta en el futuro. Somos los padres y los abuelos de otras generaciones que, a través de nosotros, aprenderán el arte de la convivencia humana: saber decir y saber escuchar. El lenguaje nos da el sentimiento y la conciencia de pertenecer a una comunidad. El espacio se ensancha y el tiempo se alarga: estamos unidos por la lengua a una tierra y a un tiempo. Somos una historia.

La experiencia que acabo toscamente de evocar es universal, pertenece a todos los hombres y a todos los tiempos, pero en el caso de las comunidades de habla castellana aparecen otras características que conviene destacar. Para todos los hombres y mujeres de nuestra lengua, la experiencia de pertenecer a una comunidad lingüística está unida a otra: esa comunidad se extiende más allá de las fronteras nacionales. Trátese de un argentino o de un español; de un chileno o de un mexicano, todos sabemos, desde nuestra niñez, que nuestra lengua nacional es también la de otras naciones; y hay algo más y no menos decisivo: nuestra lengua nació en otro continente, en España, hace muchos siglos. El castellano no sólo trasciende las fronteras geográficas sino las históricas, se hablaba antes de que nosotros, los hispanoamericanos, tuviésemos existencia histórica definida. En cierto modo, la lengua nos fundó o al menos hizo posible nuestro nacimiento como nación. Sin ella, nuestros pueblos no existirían o serían algo muy distinto a lo que son. El español nació en una región de la península ibérica y su historia, desde la Edad Media hasta el siglo XVI, fue la de una nación europea. Todo cambió con la aparición de América en el horizonte de España. El español del siglo XX no sería lo que es sin la influencia creadora de los pueblos americanos con sus diversas historias, psicologías y culturas. El castellano fue trasplantado a tierras americanas hace ya cinco siglos, y se ha convertido en la lengua de millones de personas. Ha experimentado cambios inmensos y, sin embargo, sustancialmente sigue siendo el mismo. El español del siglo XX, el que se habla y se escribe en Hispanoamérica y en España es muchos españoles, cada uno distinto y único, con su genio propio; no obstante, es el mismo en Sevilla, Santiago, La Habana. No es muchos árboles, es un solo árbol pero inmenso, con un follaje rico y variado, bajo el que verdean y florecen muchas ramas y ramajes. Cada uno de nosotros, los que hablamos español, es una hoja de ese árbol. ¿Pero realmente hablamos nuestra lengua? Más exacto sería decir que ella habla a través de nosotros. Los que hoy hablamos castellano somos una palpitación en el fluir milenario de nuestra lengua.

Se dice con frecuencia que la misión del escritor es expresar la realidad de su mundo y su gente, es cierto, pero hay que añadir que, más que expresar, el escritor explora su realidad, la suya propia y la de su tiempo. Su exploración comienza y termina con el lenguaje. ¿Qué dice realmente la gente? El poeta y el novelista descifra el habla colectiva y descubre la verdad escondida de aquello que decimos y de aquello que callamos. El escritor dice, literalmente, lo indecible, lo no dicho, lo que nadie quiere o puede decir. De ahí que todas las grandes obras literarias sean cables de alta tensión, no eléctrica sino moral, estética y crítica. Su energía es destructora y creadora, pues sus poderes de reconciliación con la terrible realidad humana no son menos poderosos que su potencia subversiva. La gran literatura es generosa, cicatriza todas las heridas, cura todas las llagas y aun en los momentos de humor más negro dice: sí a la vida.

Explorar la realidad humana, revelarla y reconciliarnos con nuestro destino terrestre sólo es la mitad de la tarea del escritor: el poeta y el novelista son inventores, creadores de realidades. El poema, el cuento, la novela, la tragedia y la comedia son, en el sentido propio de la palabra, fábulas: historias maravillosas en las que lo real y lo irreal se enlazan y confunden. Los gigantes que derriban a Don Quijote son molinos de viento y, simultáneamente, tienen la realidad terrible de los gigantes. Son invenciones literarias que nublan y disipan las fronteras entre ficción y realidad. La ironía del escritor destila irrealidad en lo real, realidad en lo irreal. La literatura de nuestra lengua, desde su nacimiento hasta nuestros días, ha sido una incesante invención de fábulas, que son reales aún en su misma irrealidad. Menéndez Pidal decía que el realismo era el rasgo que distinguía a la épica medieval española de la del resto de Europa. Verdad parcial y de la que me atrevo a disentir: en el realismo español, aun el más brutal, hay siempre una veta de fantasía.

La lengua es más vasta que la literatura. Es su origen, su manantial y su condición misma de existencia; sin lengua no habría literatura. El castellano contiene a todas las obras que se han escrito en nuestro idioma, desde las canciones de gesta y los romances, a las novelas y poemas contemporáneos; también a las que mañana escribirán unos autores que aún no nacen. Muchas naciones hablan el idioma castellano y lo identifican como su lengua maternal; sin embargo, ninguno de esos pueblos tiene derechos de exclusividad, y menos aún de propiedad. La lengua es de todos y es de nadie, ¿Y las normas que la rigen? Sí, nuestra lengua, como todas, posee un conjunto de reglas, pero esas reglas son flexibles y están sujetas a los usos y a las costumbres: el idioma que hablan los argentinos no es menos legítimo que el de los españoles, los peruanos, los venezolanos o los cubanos. Aunque todas esas hablas tienen características propias, sus singularidades y sus modismos se resuelven al fin en unidad. El idioma vive en perpetuo cambio y movimiento; esos cambios aseguran su continuidad, y ese movimiento, su permanencia. Gracias a sus variaciones, el español sigue siendo una lengua universal, capaz de albergar muchas singularidades y el genio de muchos pueblos.

Tal vez sea oportuno señalar aquí, de paso, que precisamente la inmensa capacidad de cambio que posee el lenguaje humano le da un lugar único en los sistemas de comunicación del universo, desde los de las células a los de los átomos y los astros. Hasta donde sabemos, esos sistemas son circuitos cerrados; entre la transformación de los glóbulos rojos en blancos y viceversa, en la circulación de la sangre, y la de los planetas alrededor del sol, por ejemplo, no hay, en el sentido propio de la palabra, comunicación. Cada sistema, además, obedece a un programa fijo y sin variaciones. Trátese de la información genética o de las numerosas interacciones entre las partículas elementales o en los sistemas solares que contiene el universo, los mensajes y sus modos de transmisión son siempre los mismos. Cierto, todos los sistemas conocen mutaciones —su función, justamente, en la mayoría de los casos, consiste en causarlas o producirlas— pero esos cambios son parte del sistema o se integran a él rápidamente. Cualesquiera que sean su duración y sus mutaciones, los sistemas no tienen historia. Ocurre lo contrario con el lenguaje humano: su proceso es imprevisible y no está fijado de antemano; es una diaria invención, el resultado de una continua adaptación a las circunstancias y a los cambios de aquellos que, al usarlo, lo inventan: los hombres.

El lenguaje está abierto al universo y es uno de sus productos prodigiosos, pero igualmente por sí mismo es un universo. Si queremos pensar, vislumbrar siquiera el universo, tenemos que hacerlo a través del lenguaje, en nuestro caso, a través del español. La palabra es nuestra morada, en ella nacimos y en ella moriremos; ella nos reúne y nos da conciencia de lo que somos y de nuestra historia; acorta las distancias que nos separan y atenúa las diferencias que nos oponen. Nos junta pero no nos aísla, sus muros son transparentes y a través de esas paredes diáfanas vemos al mundo y conocemos a los hombres que hablan en otras lenguas. A veces logramos entendernos con ellos y así nos enriquecemos espiritualmente. Nos reconocemos, incluso, en lo que nos separa del resto de los hombres. Estas diferencias nos muestran la increíble diversidad de la especie humana y simultáneamente su unidad esencial. Descubrimos así una verdad simple y doble: primero, somos una comunidad de pueblos que habla la misma lengua y segundo, hablarla es una manera, entre otras, de ser hombre. La lengua es un signo, el signo mayor de nuestra condición humana.

Citas y proverbios sobre las palabras

«Todos los órganos humanos se cansan alguna vez, salvo la lengua»
Konrad Adenauer


«Somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos»
Anónimo


«La patria del escritor es su lengua»
Francisco de Ayala

«Las palabras no hacen más que ocultar la realidad»
Vicky Baum


«Las citas son una manera de repetir erróneamente las palabras de otro»
Ambrose Bierce

«El silencio es uno de los argumentos más difíciles de refutar»
Josh Billings 


«El pensamiento y la palabra son sinónimos»
Bretón

«No digas nada cuando ganes. Mucho menos cuando pierdas»
Paul Brown


«Una palabra hiere más profundamente que una espada»
Robert Burton

«Hablar poco, pero mal, ya es mucho hablar»
Alejandro Casona


«Quien pudiendo decir algo en diez palabras usa veinte, es capaz de cualquier otra mala acción» 
Aldo Cammarota 


«Las palabras bondadosas son la mejor música terrenal y esta música todo el mundo la puede tocar»
Noel Clarasó

«Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo»
Miguel de  Cervantes Saavedra


«No hay razonamiento que, aunque sea bueno, siendo largo lo parezca»
Miguel de  Cervantes Saavedra


«El verdadero significado de las cosas se encuentra al decir las mismas cosas con otras palabras» 
Charles Chaplin


«A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada»
Winston Churchill

«Tenemos dos orejas y una sola boca justamente para escuchar más y hablar menos»
Zenón de Citión


«Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra»
Georges Clemenceau


«Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero es seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto»
Confucio


«Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso»
Confucio

«No enseñarle a un hombre a quien se le puede enseñar es malgastar a un hombre. Enseñar a un hombre a quien no se le puede enseñar es malgastar palabras. El verdadero sabio no malgastará ni hombres ni palabras»
Confucio


«Cuanto más estrecha la mente, más grande la boca»
Ted Cook


«Las palabras que no van seguidas de hechos no valen para nada»
Demóstenes


«Bendito sea el hombre que no teniendo nada que decir, se abstiene de demostrárnoslo con sus palabras»
Thomas S. Eliot


«La ciencia moderna aun no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas»
Sigmund Freud

«Muchas veces las palabras que tendríamos que haber dicho no se nos presentan en el espíritu hasta que ya es demasiado tarde»
André Gide

«Se tiende a poner palabras allí donde faltan las ideas»
Goethe


«Toda palabra dicha despierta una idea contraria»
Goethe


«Las palabras de aliento después de la censura son como el sol tras el aguacero»
Goethe


«Hay que reivindicar el valor de la palabra, poderosa herramienta que puede cambiar nuestro mundo»
Golding


«Lo bien dicho se dice presto»
Baltasar Gracián


«Hase de hablar como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos»
Baltasar Gracián


«Si uno no tiene la mente abierta, también debe cerrar la boca»
Sue Grafton


«Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar»
Ernest Hemingway


«Las palabras están ahí para explicar el significado de las cosas, de manera que el que las escucha, entienda dicho significado»
Aldous Huxley

«Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes»
Lao-Tse

«Las palabras verdaderas no son agradables, y las agradables no son verdaderas»
Lao Tse

«A los hombres se les puede dividir en dos categorías: los que hablan para decir algo, y los que dicen algo por hablar» 
Príncipe Carlos José de Ligne


«A las palabras de amor les sienta bien un poquito de exageración»
Antonio Machado


«Habla poquísimo de ti, poco de los otros, mucho de las cosas»
Paolo Mantegazza


«La palabra es el arma de los humanos para aproximarse unos a otros»
Ana María Matute


«Cualquier cosa que se quiere decir sólo hay una palabra para expresarla, un verbo para animarla y un adjetivo para calificarla»
Guy de Maupassant

«La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha»
Montaigne


«Cuanto menos piensan los hombres, más hablan»
Montesquieu

«La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio»
Nietzsche 

«Las palabras no son palabras sino cuando son dichas por alguien»
Ortega y Gasset


«Toda palabra dice algo más de lo que debiera y también menos de lo que debiera expresar» 
Ortega y Gasset


«Nunca juzgo a un hombre por lo que dice, sino por el tono con que lo dice»
Charles Peguy


«Más le vale a un hombre tener la boca cerrada, y que los demás le crean tonto, que abrirla y que los demás se convenzan de que lo es»
Pitágoras

«No sabe hablar quien no sabe callar»
Pitágoras 


«Para saber hablar es preciso saber escuchar»
Plutarco


«Todos los hombres que no tienen nada que decir hablan a gritos»
Jardiel Poncela 


«Las palabras son como las hojas; cuando abundan, poco fruto hay entre ellas»
Alexander Pope


«Las palabras son como las monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una»
Quevedo


«Nadie domina mejor el lenguaje que quien mantiene la boca cerrada» 
Sam Rayburn


«Cuando converse, no olvide que a usted le interesa más lo que tiene que decir que a sus interlocutores» 
Andy Rooney


«Una buena gran parte del arte del bien hablar consiste en saber mentir con gracia»
Erasmo de Rotterdam

«En general, quienes no tienen nada que decir invierten el mayor tiempo posible en no decir nada»
James Russell Lowell

«Es asombroso cuánto puede uno oír cuando nadie está hablando»
Elaine Saint James


«Panal de miel son las palabras suaves»
Salomón


«Manzana de oro en canastilla de plata, así es la palabra dicha a su tiempo.»
Salomón

«La mejor manera de defender los secretos propios es respetando los ajenos»
José Saramago


«Háblame para que yo te conozca»
Séneca


«Sea esta la regla de nuestra vida: decir lo que sentimos, sentir lo que decimos. En suma, que la palabra vaya de acuerdo con los hechos»
Séneca

«Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar»
M. de Sevigné


«Sea como fuere lo que pienses, creo que es mejor decirlo con buenas palabras»
William Shakespeare

«Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras»
William Shakespeare


«La palabra tiene mucho de aritmética: divide cuando se utiliza como navaja, para lesionar; resta cuando se usa con ligereza para censurar; suma cuando se emplea para dialogar, y multiplica cuando se da con generosidad para servir»
Carlos Siller

«Toda palabra dicha o escrita es lenguaje muerto»
Robert Louis Stevenson


«La verdad no está de parte de quién grite más»
Rabindranath Tagore 


«Es fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad»
Rabindranath Tagore


«Muchas palabras nunca indican sabiduría»
Tales de Mileto

«El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir»
Marc Twain

«Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz»
Leonardo Da Vinci

«No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras»
Juan Luis Vives

«Una palabra mal colocada, estropea el más bello pensamiento»
Voltaire


«No es malo tener opiniones firmes. Lo malo es no tener más que eso»
Anthony Weston


«Si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese sucedido»
Oscar Wilde


«Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen»
Oscar Wilde;

«Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas»
Proverbio árabe

«Los puñales y las lanzas no son tan afilados como las palabras»
Proverbio malayo

«Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio»

Proverbio indio

«El sabio no dice lo que sabe y el necio no sabe lo que dice»
Proverbio chino

«El hombre sabio instruye sin utilizar las palabras»
Proverbio chino


«La palabra que retienes dentro de ti es tu esclava; la que se te escapa es tu señora»
Proverbio persa;



En qué consiste el yeísmo?

Consiste en pronunciar como /y/, en sus distintas variedades regionales, el dígrafo ll [kabáyo] por caballo, [yéno] por lleno. El yeísmo está extendido en amplias zonas de España y de América y, aunque quedan aún lugares en que pervive la distinción en la pronunciación de ll e y, es prácticamente general entre los jóvenes, incluso entre los de regiones tradicionalmente distinguidoras. Su presencia en amplias zonas, así como su creciente expansión, hacen del yeísmo un fenómeno aceptado en la norma culta.

La existencia de esta característica en numerosas regiones de América de habla hispana viene dado a que el problema tiene su origen en la misma España. Hay muchas hipótesis acerca del nacimiento del mismo. En el artículo de Rosario González Galicia, "Mi querida elle", se esbozan algunas de las causas que pudieron haberlo originado.

Uno es la comodidad en el habla, tan presente no solo en el español sino en muchos otros idiomas, en donde los hablantes buscan naturalmente diferenciar únicamente los elementos imprescindibles para la comprensión de las palabras.

Adicional a esta actividad tan natural dentro de la dinámica de las lenguas, se encuentra el hecho de que son muy pocas las palabras en el castellano que se distingan unas de otras tan sólo por la presencia de la y en lugar de la ll. Algunos ejemplos comunes de esta distinción serían arrollo (empujo, atropello) y arroyo (corriente de agua), valla (anuncio publicitario) y vaya (diríjase hacia), calló (hizo silencio) y cayó (se dejó caer), halla (del verbo hallar) y haya (del verbo haber).

Otro aspecto, más de carácter sociológico, se encuentra en la movilización de las masas rurales hacia las ciudades en España. Lo que en un principio fue un rasgo de distinción —entre una "mala pronunciación" (propia de la gente del campo) y una "correcta" (de los ciudadanos) — con las oleadas de emigración rural hacia las urbes fue generalizándose, así como ha sido el caso de muchas otras características y fenómenos.

El yeísmo, según apunta González Galicia, presenta testimonios escritos desde muy temprana data que se remontan a tiempos previos e inicios de la conquista de América donde en los textos escritos y cartas se presencia confusiones en la escritura entre el uso (y, por ende, pronunciación) entre la ll y la y, favoreciendo a esta última. Se ve entonces cómo se plasman palabras como cabayo, yorar, yamar, ayá, y, por el otro, y en el uso de las mismas personas, sullos (por suyos) o vallan (por vayan).

El yeísmo en el habla de América resulta bastante compleja, existiendo hasta distintos tipos de yeísmo. Esta el yeísmo confundidor, como es el caso de toda España, en el que ll e y se confunden, siendo el fenómeno más generalizado.

No obstante, también existe el yeísmo diferenciador, que aunque la ll ha perdido su articulación característica lateral, no se ha confundido con y sino que ha adquirido una pronunciación claramente distinta. Es decir, ha perdido su rasgo originario de pronunciación, pero se adquiere otro que sigue siendo distintivo y que lo diferencia de la y. El otro caso es donde se mantiene la diferencia entre la ll y la y.



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Palabras, palabras y más palabras...


Aparcar, ¿un anglicismo?

Por Arturo Ortega Morán
En México, y en otros países de América, los automóviles se estacionan mientras que, en España, se aparcan. Al verbo español, no le han faltado detractores; esto, por la extendida idea de que se trata de un anglicismo, derivado de to park. De esta opinión fue el maestro Lázaro Carreter, que en uno de sus dardos escribió:
No creo, por ejemplo, que fuera imposible, aunque sí larga tarea, ir eliminando del español de España los feos anglicismos aparcar, aparcamiento sustituyéndolos por estacionar y estacionamiento, normalmente preferidos en América, con lo cual, en ese punto, se suprimiría una innecesaria diferencia. http://www.cgcnet.org/nuestroidioma/hemeroteca/finalizar.html
De mis años de infancia, algunos los pasé en casa de mis abuelos, en un poblado del Estado de San Luis Potosí, en México. Mi abuelo tenía una tienda y muchos de sus clientes, eran personas rústicas que llegaban de los ranchos cercanos. A mí me gustaba estar ahí para escucharlos. Me intrigaba cuando decían: yo vide, ansina, mesmo, truje y que pidieran permiso a mi abuelo para aparcar a sus burros y mulas frente a la tienda. Por eso, cuando supe del uso de aparcar en España, me pareció extraño que se lo tomara por anglicismo.
Hurgando en la historia de este verbo, encontré que en latín existió la voz parricus, con el significado de «corral para guardar animales». En francés, la palabra se tornaría en parc (atestiguada desde 1160), al principio con el mismo significado latino; pero, luego, llegó a significar «bosque rodeado por una cerca, para fines recreativos y decorativos». Estos lugares, generalmente eran propiedad de la realeza y se ubicaban cerca de los castillos. Después, en 1616, parc aparece en el lenguaje militar, con el significado de «recinto donde se almacena el material de la artillería de un ejército en campaña».
Del francés parc, surgió la voz inglesa park, que en 1260, también significaba «corral para animales» y, para 1683, ya aparece en el lenguaje militar con la connotación de «recinto para guardar equipo militar». De ahí, nacería to park para indicar la acción de guardar cosas en el parque, y a mediados del siglo XIX, tomó la acepción de estacionar un vehículo.
En castellano, la voz francesa parc, se convirtió en parque (esto a fines del siglo XV). Para 1737, el Diccionario de Autoridades definía:
Parque: Bosque cerrado. Tómase frecuentemente por el que está cerca de los Palacios y Casas Reales. En la milicia se llama al sitio u parage donde se colocan las municiones de guerra en los acampamentos, y también aquel en el que se sitúan víveres y vivandéros.
Al igual que en el inglés, de la acción de guardar artefactos y vehículos en los parques, nacería en castellano, el verbo aparcar. Una de las acepciones que tomó, fue la de colocar a dos o más objetos alineados, pero viendo hacia el frente como seguro se organizaban las carretas al guardarlas en un parque, o, como colocaban a los burros frente a la tienda de mi abuelo. Hay evidencia antigua de este uso. En 1504, Gabriel Alonso de Herrera escribió Obra de Agricultura, que en un parte dice:
... de tal manera que se puedan bien juntar los sarmientos por junto onde nascen e igualarlos que estén bien juntos y aparcados, hiéndanlos por medio con tal que las yemas que quedaren queden sanas y sin lisión
Naturalmente, también aparcar tomó el significado de estacionar un vehículo. Este uso ya lo encontramos en Nociones del arte militar, que Francisco Villamartín, escribió en 1862:
... Para conseguir esto se necesita guardar el mayor misterio en la operación, ocultando el día, la hora, las tropas, el objeto, y el itinerario; sostener a todo trance y con rigor el orden y disciplina en los conductores y carreteros a fin de que sean exactos a las horas y listos a la carga y descarga, que marchen unidos y con la velocidad que se les exija, que aparquen según se mande...
Hemos demostrado que el verbo aparcar ya aparece en castellano desde principios del siglo XVI, y que no le pide nada en antigüedad al to park del inglés. La Real Academia Española, se tardó para incluirlo en el diccionario, porque lo hizo apenas en la edición de 1936. No obstante, podemos concluir que aparcar es voz de ascendencia latina, que llegó a nosotros a través del francés y que ha estado en el castellano por mucho tiempo. Hoy, en España, goza de muy buena salud por la cantidad de vehículos que a diario se tienen que aparcar.



eMITOlogías
Repite una mentira mil veces y la convertirás en verdad...
Emitología No. 1
PAPA es un acrónimo de "Pedro Apostol Pontífice Augustum"
La verdad:
Papa significa Padre, y es palabra que procede del griego "Pappos" (Gran Padre)
Emitología No. 2
A José le dicen Pepe porque, en la época medieval, para referirse a San José, abreviaban P.P. (Pater putativo). Lo de putativo no es porque le supieran algo; significa "adopitivo". De esta abreviación quedaría que a José, le dijeran Pepe.
La verdad:
El hipocorístico (nombre de cariño) Pepe, viene de que en antiguo, el nombre era Josepe y al ser pronunciado por un niño, no fue raro que dijera Pepe.
Emitología No. 3
A Francisco le dicen Paco porque, en antiguo, se escribía Phrancisco. Este nombre lo abreviaban "Phco". Después, para hacerlo pronunciable, se introdujo la "a". Así resultó Paco.

Phrancisco>Phco>Paco
La verdad:
Un pequeño Francisco, suele pronunciar su nombre como "Paquico". Por solidaridad y de cariño, sus padres así lo llamarían. Pero, al crecer, al muchacho ya no le haría gracia que lo llamaran con un nombre de niñito. Entonces, "Paquico" se transforma en "Paco". Compárese el caso de "Benito", que al crecer, solemos llamarlo "Beno".




  Imbécil, idiota y estúpido (con perdón)

  Es una curiosa etimología la de la palabra imbécil, que es una de las primeras que acude a la mente cuando de insultar se trata.

  Llegó a nosotros en el siglo XVII a través del francés imbécille, aunque viene de lejos. El significado de esta palabra ha variado a lo largo de la historia, pues en un principio los romanos llamaban imbéciles a las personas débiles y flojas que no se podían sostener sin la ayuda de un bastón, y lo decían sin ningún tinte peyorativo, sin ánimo de ofender a nadie. Se trataba de una afirmación o descripción y no de un insulto.

  La palabra imbecillis se formaba a partir de los términos latinos in (sobre, apoyado en) y bacillus (bastón, cayado) y definía al que no se sostenía por su propio pie, ya fuera por vejez, por enfermedad, por debilidad o por el motivo que fuera. Ocurre que el término sufrió una modificación semántica que nos llevó de la debilidad física a la debilidad mental, y de la falta de firmeza a la idiotez.

  En el Diccionario se puede leer: 1-alelado, escaso de razón, 2-(en desuso) flaco, débil.

 El término idiota es un término médico que expresa un retraso mental más grave que el término imbécil. Nos llegó en el siglo XII a través del francés idiot, como mera adaptación de la forma latina idiota (persona ignorante). Pero también recibió un significado adicional del griego idiotés (hombre de la calle, plebeyo, particular). Este significado de inexperto e ignorante tuvo cierta vigencia en la europa medieval, ya que en los monasterios se llamaba idiota al miembro de la comunidad que no dominaba el latín y lo hablaba deslizando errores; de ahí el término idiotismo que define el uso incorrecto de una lengua (por ejemplo: la expresión A pies juntillas es un idiotismo al no concordar en género).

  Otra voz habitual en el repertorio de insultos es estúpido. Este término proviene del sustantivo latino stupidus (sorprendido, asombrado, aturdido), derivado del verbo stupere (sorprenderse, asombrarse, aturdirse), que han dado lugar a palabras como estupor (asombro, pasmo) y estupendo (admirable, asombroso, pasmoso), estupefacto (atónito, pasmado) y estupefaciente (que causa pasmo, estupor).

  Y es precisamente el continuo aspecto de pasmo y asombro que tienen los necios y tontos de baba, lo que envileció el significado original durante el siglo XIX y lo cargó de aspectos negativos hasta llegar al significado actual.

 

 Tantanes 

Más tantanes como continuación a los aparecidos en el boletín n.º 76.

Era un hombre tan feo, tan feo, tan feo, que cuando murió tuvieron que recubrirlo de mortadela para que se lo comieran los gusanos.

Era un hombre tan bizco, tan bizco, tan bizco, que cuando lloraba las lágrimas le caían por la espalda.

Era un pueblo tan pobre, tan pobre, tan pobre, que en lugar de casas de putas tenía chozas de paja.

Era una mujer tan bajita, tan bajita, tan bajita, que no podía usar tampones porque se pisaba el hilo.

Era una mujer tan fea, tan fea, tan fea, que cuando nació, su madre no sabía si quedarse con ella o con la placenta.

Era un hombre tan viejo, tan viejo, tan viejo, que llegó a ver el arco iris en blanco y negro.

Era un hombre con un pene tan grande, tan grande, tan grande que tenía prepucio, pucio y pospucio.

Era un niño tan feo, tan feo, tan feo, que tenían que atarle un trozo de carne al cuello para que el perro jugara con él.

Era una mujer tan menuda, tan menuda, tan menuda, que en lugar de dar a luz sacaba chispas.

Era una mujer tan gorda, tan gorda, tan gorda, que cuando se caía de la cama lo hacía por los dos lados a la vez.

Era un bebé tan feo, tan feo, tan feo, que su madre no le daba de mamar porque lo quería sólo como amigo.

Era un hombre tan viejo, tan viejo, tan viejo, que cuando iba al colegio aún no habían clases de historia.

Era un hombre tan bajito, tan bajito, tan bajito, que cuando murió, en lugar de ir al Cielo fue al techo.

Era un hombre tan alto, tan alto, tan alto, que tropezó en un pueblo y fue a caer en otro.

Era un bebé tan feo, tan feo, tan feo, que cuando nació el doctor lo lanzó al aire y dijo: si vuela es murciélago.

Era un hombre tan viejo, tan viejo, tan viejo, que conoció al mar Muerto cuando todavía estaba enfermo.

 

  Hoy presentamos: Tapaculo 

¿Un calzón? ¿Unas bragas? Un(a) tanga no, desde luego, que no tapa nada, pero ¿de qué se trata?

  Pues no se trata de una sola "cosa", son varias las que reciben el nombre. Si consultamos el diccionario veremos:

  1-escaramujo (y su fruto)

2-(en Cádiz y en Cuba) pez de cuerpo casi plano parecido al lenguado

3-(en Chile) pájaro pequeño, de color terroso, con una gran mancha blanca en el pecho, que anida en cuevas abandonadas por algunos roedores

  Pero es la primera acepción la que parece más interesante. Consultemos ahora el término escaramujo.

  1-especie de rosal silvestre, con hojas algo agudas y sin vello, de tallo liso, con dos aguijones alternos, flores encarnadas y por fruto una baya aovada, carnosa, coronada de cortaduras, y de color rojo cuando está madura, que se usa en medicina.

2-fruto de este arbusto

3-percebe (crustáceo)

  En efecto, como nos lo aclara el propio diccionario, proviene de tapar y culo, en alusión a lo astringente del fruto.


  Acortamientos

  Llamamos abreviación a todo procedimiento que busca economizar tiempo y espacio en la representación gráfica de una palabra o expresión, mediante la supresión de letras o sílabas de su escritura completa. Existen distintos tipos de abreviaciones, dependiendo de cuál sea su método de formación, su ortografía y su modo de lectura; así, es necesario distinguir entre abreviaturas, acrónimos, siglas y símbolos.

  Pero existe otro tipo de abreviación que se caracteriza por su carácter espontáneo y por darse en el lenguaje oral. Generalmente se genera en el habla coloquial, en ámbitos juveniles o entornos familiares y no suelen verse en el lenguaje escrito hasta que no son generalmente aceptadas. Reciben el nombre de acortamientos léxicos o, simplemente, acortamientos.

  En los acortamientos se tiende a eliminar las sílabas finales de palabras que se sienten demasiado largas y cuyo uso frecuente hace que sea más cómodo mencionarlas abreviadamente. Por ejemplo: bici por bicicleta, depre por depresión, boli por bolígrafo, radio por radiodifusión, cole por colegio... También existen, aunque en menor número, casos de acortamiento por supresión de sílabas iniciales. Por ejemplo: bus por autobús, fago por bacteriófago...

 

La mayoría de los acortamientos suelen reducir a dos sílabas el cuerpo de las palabras abreviadas y en el caso de que la palabra tenga un prefijo, el acortamiento suele limitarse a éste. Por ejemplo: súper por supermercado, macro por macroinstrucción, tele por televisión...

  Los acortamientos suelen afectar normalmente a sustantivos, aunque también se encuentran ejemplos de adjetivos. Por ejemplo: ridi por ridículo, tranqui por tranquilo, porno por pornográfico... También se da en algunas locuciones. Por ejemplo: porfa, en lugar de por favor, finde por fin de semana...

Cuando estos acortamientos se generalizan, empiezan a utilizarse en la lengua escrita con fines literarios, publicitarios o estilísticos, y muchos de ellos, con el paso del tiempo, se despojan de su inicial carácter familiar o jergal y acaban desplazando en el uso general a las formas plenas. Esto ha ocurrido, por ejemplo, con: moto por motocicleta, metro por metropolitano, cine por cinematógrafo, taxi por taxímetro... Y en tales casos, el uso de la forma completa puede sentirse como una utilización afectada del lenguaje.

  Los acortamientos son también el principal mecanismo de la formación de hipocorísticos, que son los nombres abreviados o deformados que se usan como designaciones afectivas o familiares. Por ejemplo: Montse por Montserrat, Javi por Javier, Marga por Margarita, Pili por Pilar, Mila por Milagros, Nando por Fernando, Tino por Constantino...

 

  Nombres chuscos

Ya se ha hablado del calambur en otras ocasiones. Baste ahora recordar que en este juego de palabras se trata de agrupar las sílabas de una frase de una manera ficticia para lograr un resultado sorprendente. Entre sus muchas aplicaciones destaca los nombres en broma, esas imposibles combinaciones de nombres y apellidos como las de Armando Bronca Segura o Dolores Fuertes que se casó con el señor Barriga y se le conoció por Dolores Fuertes de Barriga

Las más de las veces se nos presentan como una relación seria. ¡Oye, te juro que es verdad! Mi padre tuvo un amigo que se llamaba así. Otras como una simple broma. Si hay un Plácido Domingo, ¿por qué no va a haber un Jodido Lunes? De cualquier manera tienen su miga, ya sea como ejercicio lúdico o como jugarreta del destino.

Alberto Ramírez nos envía una larga lista. Gracias, Alberto. A continuación una selección: 

 Antonio Barriga Suelta
Margarita Flores del Campo
Emiliano Salido del Pozo
José Luis Lamata Feliz
Evaristo Piernabierta Zas
Ramona Ponte Alegre
Pedro Trabajo Cumplido
Maribel Macía Pajas
Eva Fina Segura
Juan Conesa Cara
Tomás Turbado Feliz
Elena Nito del Bosque
Fidel Gado Seco
Mari Conato Dasoras
Pedro Gadicto Coca
Armando Esteban Quito Chico
Alberto Carlos Huevos Grandes
Deborah Dora de Hombres
Edgar Gajo Guarro
Erika Galindo
Alma Marcela Silva
Benito Camelas Pelotas
Máximo Placer Atope (y su hermana Daría)
Estela Garto Verde
Marco Nuevo Pintado
Nieves del Monte Serrano
Pedro Medario Camello
Aquiles Pinto Flores
Paco Jones Menda
Lina Valla Zorrilla

Por supuesto, todos son nombres reales y tengo la relación de sus respectivos pasaportes. (Y si cuela, cuela).