sábado, 29 de octubre de 2011

En qué consiste el yeísmo?

Consiste en pronunciar como /y/, en sus distintas variedades regionales, el dígrafo ll [kabáyo] por caballo, [yéno] por lleno. El yeísmo está extendido en amplias zonas de España y de América y, aunque quedan aún lugares en que pervive la distinción en la pronunciación de ll e y, es prácticamente general entre los jóvenes, incluso entre los de regiones tradicionalmente distinguidoras. Su presencia en amplias zonas, así como su creciente expansión, hacen del yeísmo un fenómeno aceptado en la norma culta.

La existencia de esta característica en numerosas regiones de América de habla hispana viene dado a que el problema tiene su origen en la misma España. Hay muchas hipótesis acerca del nacimiento del mismo. En el artículo de Rosario González Galicia, "Mi querida elle", se esbozan algunas de las causas que pudieron haberlo originado.

Uno es la comodidad en el habla, tan presente no solo en el español sino en muchos otros idiomas, en donde los hablantes buscan naturalmente diferenciar únicamente los elementos imprescindibles para la comprensión de las palabras.

Adicional a esta actividad tan natural dentro de la dinámica de las lenguas, se encuentra el hecho de que son muy pocas las palabras en el castellano que se distingan unas de otras tan sólo por la presencia de la y en lugar de la ll. Algunos ejemplos comunes de esta distinción serían arrollo (empujo, atropello) y arroyo (corriente de agua), valla (anuncio publicitario) y vaya (diríjase hacia), calló (hizo silencio) y cayó (se dejó caer), halla (del verbo hallar) y haya (del verbo haber).

Otro aspecto, más de carácter sociológico, se encuentra en la movilización de las masas rurales hacia las ciudades en España. Lo que en un principio fue un rasgo de distinción —entre una "mala pronunciación" (propia de la gente del campo) y una "correcta" (de los ciudadanos) — con las oleadas de emigración rural hacia las urbes fue generalizándose, así como ha sido el caso de muchas otras características y fenómenos.

El yeísmo, según apunta González Galicia, presenta testimonios escritos desde muy temprana data que se remontan a tiempos previos e inicios de la conquista de América donde en los textos escritos y cartas se presencia confusiones en la escritura entre el uso (y, por ende, pronunciación) entre la ll y la y, favoreciendo a esta última. Se ve entonces cómo se plasman palabras como cabayo, yorar, yamar, ayá, y, por el otro, y en el uso de las mismas personas, sullos (por suyos) o vallan (por vayan).

El yeísmo en el habla de América resulta bastante compleja, existiendo hasta distintos tipos de yeísmo. Esta el yeísmo confundidor, como es el caso de toda España, en el que ll e y se confunden, siendo el fenómeno más generalizado.

No obstante, también existe el yeísmo diferenciador, que aunque la ll ha perdido su articulación característica lateral, no se ha confundido con y sino que ha adquirido una pronunciación claramente distinta. Es decir, ha perdido su rasgo originario de pronunciación, pero se adquiere otro que sigue siendo distintivo y que lo diferencia de la y. El otro caso es donde se mantiene la diferencia entre la ll y la y.



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